¿Qué es la inteligencia?
En una de las definiciones clásicas, la inteligencia es la capacidad para resolver problemas.
Entender una situación, hacerse las preguntas correctas y llegar a las soluciones adecuadas.
Cuanto más rápido se llegue a resolver el problema, mayor seria la medida de la inteligencia.
En ese sentido, se definen diferentes tipos de inteligencia, más de una docena de hecho. Lógica, espacial, verbal, musical, emocional, y así podemos seguir contando.
Conforme hemos cubierto nuestras necesidades básicas, hemos perdido la inteligencia del cazador. Y hemos impulsado una inteligencia que nace de cubrir nuestra propia curiosidad innata.
¿Llegará la inteligencia artificial general?
Llevo preguntándome esto una buena temporada. El nacimiento de una inteligencia artificial general, significaría, que alumbramos una tecnología que puede hacerse sus propias preguntas. Que puede redefinir sus convicciones, en base a sus experiencias.
No sólo resuelve los problemas que se le presentan. Sino que presenta problemas que no están a priori resueltos.
Soy bastante escéptico ante la AGI. ¿Por qué? Sin ser un experto, evidentemente, todos los algoritmos de aprendizaje que conozco están basados en grandes cantidades de datos.
Estos datos pueden ser alimentados, por ejemplo, las LLM se alimentan de miles de textos para hacer su magia de encadenar palabras estadísticamente.
O ser generados en un marco conocido. Como por ejemplo, el aprendizaje reforzado de AlphaGo. En el que puede, de manera autónoma, jugar consigo mismo millones de partidas.
Sencillamente, no llego a imaginarme como se desarrollarán. ¿Quizás cuando lleguen los ordenadores cuánticos? No lo sé, y soy escéptico.
Quizás se me haya acabado la creatividad, y mi escepticismo, sea una mezcla de miedo y envidia. Envidia de la inteligencia que la creará, y miedo por lo que cambiará el mundo ese día que diga.
“Hello, world!”