En las vacaciones de este año, he sacado algo de tiempo para revisar mis libretas. Año a año, escribo en ellas mis viajes, momentos que no quiero olvidar, ideas y a veces incluso tengo algún día escrito.

Sin mucha organización, completamente anárquico. Pero es curioso, que lo que en ellas se escribe tiene relevancia siempre.

Por ejemplo, en la última libreta de 2019 tengo el recopilatorio del seminario Líderes del Futuro de la fundación Cosentino. Escribía algo, seguramente de un ponente, sobre que aprender sin reflexionar no tenía sentido. ¿Qué relevante en el caso de estos “diarios”, no?

Un año antes de empezar la SMS tengo escrito el plan, qué, curiosamente, seguí al dedillo. Y también están escritas muchas cosas sobre ella que no hice por falta de tiempo, energía o recursos.

El día de mi boda, relatado y el viaje de novios a Sri Lanka. Ideas de negocio, reflexiones sobre Bitcoin y la ética de las criptomonedas, cuando decidí salir de la aeronáutica para ir a Anafocus, o mis reflexiones sobre hacer o no hacer un doctorado.

Recuerdo a mi compadre, José Enrique, decir que ojalá tuviera un subversión de si mismo, para poder volver a sus versiones anteriores. Entiendo que sin existir eso, quizás, estos diarios, sean lo más cercano.

Una forma de hablar contigo mismo, hace unos años, pero con el tiempo, la distancia y la experiencia de por medio.

No creo que tengan la relevancia de los de Dalí, o los de Leonardo, ¿pero hace el diario al genio o hace el genio al diario?

Mientras tanto, seguiré escribiendo. Quizás lo descubra algún día.